La preeminencia del amor
Me gustó la despedida el otro día de El Loco de la Colina, Jesús Quintero, y es por eso que la transcribo:
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás...
2 comentarios:
Cumpliendo mi promesa, una vez que pude dar con el blog en Google:
¡Feliz Cumpleaños Efepunto!
Lo pasamos muy bien contigo el viernes pasado...
¿Del amor?, pues nada, todos lo debemos llevar dentro (más o menos escondido), el truco está en encontrar a la persona adecuada que nos lo active, y la suerte, en que nosotros se lo activemos a ella.
Muchas gracias Javi, no recuerdo haber hablado de cumpleaños pero ya se sabe que el vino desata la lengua y obtura la memoria:
...
¡Si el cielo, al menos, darnos siempre el vino quisiera,
que ahogue este recuerdo que la mente lacera!
Omar Khayyam (de "Rubaiyat")
Y gracias por ese primer comentario en mi blog.
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